Diversidad en las telenovelas: la misma historia de siempre
[Este artículo fue publicado originalmente en The New Gay Times]
A finales del 2018 la telenovela Mi marido tiene más familia (Televisa) muy seguido era tendencia en Twitter México; algo inusual porque la popularidad de estos melodramas ha estado en decadencia en los últimos años. Usando el hashtag #Aristemo (o algunas de sus variantes como #becerroAristemo o #bodaAristemo) los seguidores de esta producción mostraban su aprecio por los personajes Aristóteles y Cuauhtémoc, dos adolescentes que descubren y aceptan su atracción mutua para después convertirse en novios. El fenómeno creció a tal grado que cuando terminaron los capítulos se produjo inmediatamente un musical de teatro y luego una serie spin off sobre la pareja, la cual incluso fue premiada por GLAAD como mejor pareja de televisión.
El fenómeno resumido
“Las telenovelas como producto cultural reflejan una particular representación de la realidad y al mismo tiempo ayudan en la construcción de modelos mentales de un grupo (la audiencia), porque transmiten y reafirman una base sociocultural compartida.” (Anja Grim (2019), p.81)
La normalización de personajes LGBTQI+ en las telenovelas y series tiene una repercusión social real. La ficción puede servir como modelo a seguir, dando ejemplos de cómo son las dinámicas de convivencia inclusivas o fomentando discusiones sobre temas complicados; por lo tanto estas producciones no deberían eludir la crítica seria. ¿Qué tanto ha cambiado la representación de estos personajes y qué podemos aprender de ello? ¿Hay una intención real de contar buenas historias o solo es una “moda”?
Saliendo del clóset en televisión abierta
La diversidad sexual en la televisión abierta mexicana—sin contar la comedia por razones ya explicadas—no es algo tan nuevo. Animes doblados al español como Sailor Moon (1996) y Ranma ½ (1998) fueron precursoras en incluir personajes gays o trans más tridimensionales y relevantes para la trama, pero su alcance estuvo delimitado por dirigirse al público infantil-juvenil.Podríamos considerar que la verdadera inclusión en telenovelas comienza en La vida en el espejo (1999) de TV Azteca con el personaje de Mauricio. A pesar de evitar mostrar un beso homosexual por (auto)censura, su salida del closet era algo nunca antes visto en la pantalla chica y fue manejado de manera sincera y sin caer en excesos (nótese la ausencia de música). La conclusión de su historia es la aceptación e inclusión al núcleo familiar con todo y su pareja.
Adolescentes gays en Clase 406 |
De cierto modo, el coming out también ocurrió a nivel social, confrontando a las audiencias con la realidad de la diversidad sexual fuera de chistes y estereotipos. De ahí en adelante el enfoque principal de las historias de personajes gays y lesbianas sería el drama de la homofobia y la reconfiguración de expectativas dentro de una familia conservadora. Televisa también comenzó a incluir esta trama en sus propias producciones como Clase 406 (2002), Amar sin Límites (2006) y muchas más, cimentando la fórmula que se vería hasta el cansancio.
La reacción formulaica de un padre en Qué pobres tan ricos (2013)
El Papa dice que respetemos a los gays aunque no estemos de acuerdo con su "estilo de vida"
Canal Once dio un verdadero siguiente paso con su infravalorada serie XY de 2009, cuyo tema principal era la exploración de la masculinidad mexicana. Adrián, un adulto joven casado y con un hijo, se permite explorar su sexualidad y reconfigurar su vida personal, divorciándose y formando después una familia homoparental; un verdadero hito en la televisión nacional. A diferencia de las telenovelas pasadas, esta serie trata a su audiencia con mayor respeto, sin censurar las escenas sexuales o de afecto homosexual ni hablar del tema con condescendencia o infantilización. Tal vez haber llegado antes del boom de los servicios de streaming impidió a esta producción alcanzar la popularidad que merecía; eso y la presión a la televisora de cancelarla por incluir temas de corrupción política.
No disponible en ningún servicio de streaming |
El 2011 fue un año importante para los televidentes mexicanos: la llegada de la televisión en streaming de Netflix y la primera temporada del fenómeno Game of Thrones de HBO harían que las series ganaran poco a poco más popularidad. Aunque la tele por cable ya existía, la accesibilidad a una inmensa biblioteca de producciones internacionales abriría el panorama del público con producciones estadounidenses de Netflix como House of Cards (2013), Orange is the New Black (2013) y Sense 8 (2015), que incluyen personajes y tramas queer explícitas que no se limitan a la salida del clóset.
Televisa por su parte, lanzaría Por ella soy Eva en 2012, donde Jaime Camil decide “transformarse” en mujer para exponer un fraude en su trabajo y de paso conquistar a Lucero. A pesar de jugar con estereotipos de género y el crossdressing, la intención no era presentar una experiencia de identidad trans, sino usar el travestismo como una herramienta para un fin. El tono era jocoso e “inofensivo” al estilo Papá por siempre (Mrs. Doubtfire) de 1993.
Esta no es una historia trans |
Después de que Rebelde (2004) fuera lo más visto en Netflix en 2014, Televisa retiraría sus producciones de la plataforma para crear una propia llamada Blim en un intento por modernizarse (TV Azteca dejó de producir melodramas en el 2015). A pesar que en otros países latinoamericanos ya se había terminado la censura del beso gay, es hasta 2017 que Televisa considera que todo el pueblo de México está preparado para ver a dos personas del mismo sexo besándose como muestra de afecto en Papá a toda madre. La trama de la pareja gay de la novela se saldría del molde al tratarse de las dificultades para adoptar y formar un hogar.
Debe haber gente reaccionando cómicamente al beso para "suavizarlo" para las masas
Netflix subiendo el tono |
Y es en este contexto donde aparece Aristemo que, si nos fiamos de las palabras de Televisa, “causó controversia entre las audiencias”— ¡a pesar de los casi 20 años de que se transmitió La vida en el espejo! Cierto o no, como se dijo al principio, la pareja se convirtió en un fenómeno que Televisa intentaría replicar utilizandoa las parejas gays en un feature marketeable en redes sociales, como los intentos de viralizar #Juliantina y #Miguelandro en telenovelas posteriores, sin llegar al mismo nivel de éxito de #Aristemo.
La razón del éxito de la pareja se debe a varios factores. Como el tono de la novela era feel-good, los actores Emilio Osorio y Joaquín Bondoni interpretaban a sus personajes de manera muy rosa (rayando en lo cursi), siendo tan cute para resultar inofensivos y un poco asexuados. La salida del clóset de ambos no fue tan dramática y rápidamente fueron aceptados por los demás personajes, con muy pocos detractores. Esto debe de haber resonado con una audiencia joven que ha crecido en un entorno familiar y social menos hostil que las generaciones pasadas, o tal vez simplemente quieren ver chicos gays siendo felices y tiernos.
Las redes sociales de la telenovela fueron muy bien utilizadas para crear una expectativa constante—rayando en el queerbaiting. Primero, todos se preguntaban hasta cuándo aceptarían su amor los chicos, hasta que finalmente ocurre la declaración de noviazgo que le habla directamente a la audiencia con un mensaje muy obvio, casi diciendo: los estamos escuchando y les daremos lo que piden si siguen viendo.
La razón del éxito de la pareja se debe a varios factores. Como el tono de la novela era feel-good, los actores Emilio Osorio y Joaquín Bondoni interpretaban a sus personajes de manera muy rosa (rayando en lo cursi), siendo tan cute para resultar inofensivos y un poco asexuados. La salida del clóset de ambos no fue tan dramática y rápidamente fueron aceptados por los demás personajes, con muy pocos detractores. Esto debe de haber resonado con una audiencia joven que ha crecido en un entorno familiar y social menos hostil que las generaciones pasadas, o tal vez simplemente quieren ver chicos gays siendo felices y tiernos.
Las redes sociales de la telenovela fueron muy bien utilizadas para crear una expectativa constante—rayando en el queerbaiting. Primero, todos se preguntaban hasta cuándo aceptarían su amor los chicos, hasta que finalmente ocurre la declaración de noviazgo que le habla directamente a la audiencia con un mensaje muy obvio, casi diciendo: los estamos escuchando y les daremos lo que piden si siguen viendo.
"¿Quieres ser mi novio?" en lenguaje del fandom de Twitter
Adultos de más de 40 y una pareja de adolescentes gays: La serie |
La nueva serie de Aristemo titulada Juntos, el corazón nunca se equivoca sería presentada en 2019 como la primera telenovela gay en la historia de la televisión mexicana. La trama giraría en torno a los jóvenes mudándose de Oaxaca a CDMX para vivir por su cuenta mientras van fortaleciendo su relación. La falta de compromiso fue evidente, ya que esta nueva producción no abordó las situaciones lógicas de su premisa, como la exploración de la sexualidad o conocer la escena gay urbana. Para los últimos capítulos los usuarios de Twitter incluso hacían burla de que la serie ya no se trataba de la pareja.
El producto final resultó ser una telenovela genérica sobre la familia de un político corrupto; pero eso sí, con fanservice de Aristemo, incluyendo una propuesta de matrimonio.
Además de la pareja, solo hay otros tres personajes queer retratados de la misma manera “anti-controversial”. Nora es probablemente el peor de ellos: una señora mayor quien ha vivido eternamente en el clóset y habla crípticamente sobre su relación frustrada con una persona llamada “B”. Es hasta el último episodio cuando se revela, a manera de plot twist, que se trataba de otra mujer, en un momento tan fugaz que podría pasar desapercibido.
El futuro necesita nuevas voces y perspectivas
Quejarse de todos estos personajes gays, lesbianas y (algunos pocos) trans en la televisión mexicana puede sonar algo ingrato considerando que la visibilización sí es algo importante; el problema radica en que ya han pasado muchos años y parece que los personajes y sus tramas no han evolucionado. En otros países ya se ha probado que sí se puede ir más allá, como ejemplos más contemporáneos están la telenovela argentina 100 días para enamorarse (2018), con múltiples historias queer incluyendo un chico trans o Looking (2015) de HBO, con una mirada aterrizada y honesta sobre las relaciones contemporáneas entre hombres gays.
Hablar de historias diversas no debería ser solo una moda. No basta con incluir un par de personajes jóvenes convencionalmente atractivos de clase alta sufriendo por aceptación; las telenovelas y las series tiene el potencial de mostrar qué hay más allá del clóset. Si se quiere apoyar y realmente humanizar a la población LGBTQI+, necesitamos historias genuinas de parte de voces comprometidas que quieren mostrar el potencial infinito de una población con historias valiosas que también merecen ser entendidas, escuchadas e incluidas en los medios populares, para que finalmente sean incluidas en la sociedad.
Comentarios
Publicar un comentario